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Las competencias o son dinámicas o no son.

La competencia exige actitud, aptitud y capacidad, es decir, un querer, un saber y un saber hacer. Es imposible hablar de un buen conjunto de competencias si el modelo de gestión del conocimiento, que incluye los sistemas de seguimiento y gestión de la información externa como input, no está bien montado.
Competencias

En estos días las actividades de formación y proyectos me llevaron a diferentes conversaciones en las que se comentaron aspectos relativos a las competencias.

Todo el mundo se pone el uniforme del reciclaje y comienza un itinerario por los cursos, sin embargo, pocas veces se puede hablar de los cursos como verdaderas dinámicas de aprendizaje que impactan en las competencias.

La competencia exige actitud, aptitud y capacidad, es decir, un querer, un saber y un saber hacer. Existe un “umbral mínimo” de estos tres factores para hablar de una competencia sólida. En este sentido, ni el querer es uniforme en temporalmente, ni el saber es estático ni el saber hacer resulta ser consecuencia de un oficio atado al tiempo.

Todo este argumento pone en evidencia que podemos “sacar una foto” a las competencias en un momento determinado, lo que llaman también “inventario” pero la esencia del concepto es móvil, se mueve, cambia, evoluciona, se desarrolla.

Por este motivo, es imposible hablar de un buen conjunto de competencias si el modelo de gestión del conocimiento, que incluye los sistemas de seguimiento y gestión de la información externa como input, no está bien montado.

Esto tiene más “profundidad” de lo que parece.

No hay que olvidar que el futuro de las organizaciones depende de “lo bien cuidadas” que se encuentren las competencias, no se si internas o externas, lo que si queda claro es que son dinámicas y que se desarrollan en contexto de socialización de conocimiento, en entornos de intercambio y red, en espacios abiertos.